Millones de aves vienen hacia el sur de América y la gente sale a verlas
Todos los años ocurren uno de los fenómenos naturales más extraordinarios de la naturaleza, millones de aves vienen hacia el sur de América escapando del frio en el norte (Alaska, Canada, Estados Unidos).
Este fenómeno emociona a muchas personas, en especial, a los investigadores de aves que cada año se preparan para monitorear el desplazamiento de estas aves. Millones de individuos de miles de especies, vuelan sobre los océanos y los países. Se sabe que algunas aves como el correlimos canelo (Tryngites subruficollis) hace un viaje desde Alaska hasta Argentina.
Otras, prefieren quedar en sitios más cerca, como Nicaragua, donde afortunadamente, aún quedan algunos lugares donde encuentran alimentos, refugio y zonas para anidar.
En nuestro país existen grupos de investigadores que para esta fecha están pendientes de las aves que van migrando hacía el sur. Su trabajo es verlos, identificarlos y registrarlos. Para eso necesitan irse a sitios boscosos donde todavía hay árboles.
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Otros de los lugares donde se hacen los monitoreos de aves migratorias son los humedales. En Nicaragua hay 9 humedales de importancia mundial para las aves migratorias y residentes. Uno de estos y de los más importantes es el Delta del Estero Real, ubicado en el municipio de El Viejo en Chinandega.
Los investigadores de Quetzalli Nicaragua, una organización que lleva más de 5 años monitoreando las aves migratorias, realiza ahí sus investigaciones. El 6 de septiembre, Salvadora Morales, presidente de Quetzalli, observó en una camaronera acuícola en el Delta, un playero canuto (Calidris canuto) anillado. El anillado es una herramienta de investigación que se le coloca a las aves para monitorear su migración.
Según la investigadora, el ave, que es muy pequeña, tiene 11 años de edad y fue anillado en Monomoy Wildlife Refuge en Massachusetts, USA y además fue visto en Ontario, Canadá. “Nuestro reporte es el primero fuera de Estados Unidos y en una camaronera”, afirmó emocionada.
Más gente interesada
La migración de aves hacia el sur no solo fascina a científicos, también al ciudadano que ame la naturaleza. El fenómeno migratorio provoca que miles de personas se movilicen en todo el continente para ver a las aves de una forma recreativa.
El 5 de septiembre, grupos de personas de Managua y Carazo se reunieron para realizar el “Segundo conteo de aves playeras de Carazo”. El conteo de aves es una actividad en la que se observan y registran las aves que prefieren alimentarse en las playas o desembocaduras de los ríos. A estas especies se les conocen como aves playeras porque prefieren este tipo de ecosistemas.
Entre estas especies hay muchas que son migratorias. El conteo fue organizado por la Asociación Cambio, Iniciativa de Turismo Alternativo, la Reserva Concepción de María, Reserva La Makina, Set Net Comunicaciones, Observadores de Aves de El Chocoyero, entre otras organizaciones.
Oscar Bermúdez, biólogo y presidente de la Asociación Cambio, aseguró que lograron identificar 9 especies de aves playeras, de las 43 que se registran. “Es decir que es el 20% de las aves playeras reportadas para el país”.
Sin embargo, por el recorrido por las costas de Casares, La Boquita y Huehuete, en total lograron identificar 39 especies de las 763 que se conocen en Nicaragua. “Aquí hay aves playeras, acuáticas y terrestres o del bosque”.
El experto explico que las aves habitan cualquier ecosistema donde encuentren refugio o alimentación. Una de las aves interesantes que encontraron fue la Calidris pusila, considerada por la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras, como una especie en declive, señaló Bermúdez.
Al evento asistieron 25 personas entre adultos, niños e investigadores. Bermúdez afirmó que también lograron identificar una grave contaminación por desechos sólidos en las costas que visitaron. La basura es el principal perturbador de los hábitats de las aves. Sin embargo, hubo mucha perturbación por la presencia de perros que persiguen y espantan a los pájaros.
Las gasolineras de las aves
El biólogo Orlando Jarquin, del equipo de Quetzalli Nicaragua, afirmó que todo el proceso de migración de las aves dura entre 6 a 8 meses. Esto incluye, cuando los pájaros retornan al norte entre inicios de marzo y mediados de mayo.
El inicio del otoño es el punto de partida de la migración de norte a sur, según Jarquín. “Iniciando en el otoño norteamericano cuando las aves se disponen a alzar el vuelo y emprender su viaje hasta nuestras regiones y regresando nuevamente al norte hasta la próxima primavera a sus sitios de reproducción aprovechando los días más largos con mayor oportunidad de alimentar a sus polluelos”.
Nicaragua es una de las gasolinera o estaciones que tienen muchas de estas aves. Los bosques son los centros de recargas donde encuentran alimento. Por ejemplo, en la zona del Pacífico, reservas como El Bajo, ubicada en el municipio de El Crucero, son importante para las aves migratorias terrestres como reinitas.
Jarquín pone como ejemplo la migración de aves rapaces que usan principalmente las rutas sobre el Pacífico y Centro de Nicaragua y muy poco el Caribe. Las aves rapaces vuelan en grupo de cientos de individuos, creando un espectáculo visual.
Jarquín afirmó que la información sobre la migración de rapaces en Nicaragua es aún escaza y se necesitan de más datos y de más observadores que puedan identificar. Sin embargo, esto aplica a todas las especies de aves que realizan esta increíble proeza.